sábado, 3 de diciembre de 2011

Los enemigos - Tras el último no va nadie (1994)




Cada uno tiene sus discos sagrados, de esos que te marcan y te hacen fan a muerte para los restos. Pues bien, para mí Los Enemigos tienen cinco o seis discos de esos: 'Ferpectamente' por la época en que me pilló y porque me partía el ojete con "Florinda", "La paella", "Juan Valdés" y demás ocurrencias, amén de esas instrumentales tan cojonudas; 'La vida mata' porque aunque me costó al final se hizo el más grande de cabo a rabo; 'La cuenta atrás' porque... mierda, mi puta infancia y mi adolescencia; y aparte del 'Sursum Corda' a medias con el 'Gas' y el inmejorable cierre que fue 'Nada', este enorme 'Tras el último no va nadie', del cual  pasé años creyendo que su sonido tan crudo era por lo hecho polvo que estaba el vinilo de mi hermano, y al cabo del tiempo leí una explicación "técnica" que dio Josele en una entrevista, algo de bobinas que se quemaban o mierdas así. Pero lo cierto es que le viene como un guante a las canciones que la banda parió en esa época. Me atrevería a decir que, con permiso de la gran reputación y cierto nombre que les otorgó 'La vida mata' sobre todo, sumado a 'La cuenta atrás', fue el disco que les puso en el mapa a un nivel más abierto. Vamos, tan abierto como para que el polémico video de "¿Por qué yo?" (la censura de la foto del rey) estuviera en la bolera de este pueblucho, ya sabes, esa que estaba cerquita de dos tiendas de discos que ya no existen, Neón y Blanquito. Bueno, lo de blanquito creo que venía del viejo canoso que te atendía ofreciendo a los AC rayo DC (literal) o los Dir Estrais. Pero basta de escarbar. Respecto al vinilo solo añadir que está muy bien eso de que son más bonitos, pero claro, siempre y cuando la portada sea bonita, digo yo. Porque lo cierto es que Los Enemigos, salvando los cucuruchos de 'La vida mata', el trabajo pictórico del padre de Josele en 'Gas' y, si me apuras, la foto de arriba de la perra (esa cara), las demás dejan bastante que desear. Eso sí, la raspa del boquerón en la camiseta queda de lujo.

En cuanto a canciones: "¿Por qué yo?" siempre fue un temazo y "No importa" todo un himno para mí durante una larga época de agilipollamientos mentales varios; de "Sin hueso" me sé hasta los redobles de Animal en la larga y preciosa parte final, cuando Josele todavía 'sabía' puntear y se explayaba como un bendito con un tal Manolo al lado (casi nadie), aparte de ese precioso vaivén y crescendo final, donde se atreven con arreglos trompeteros bastante finos para firmar así siete minutazos (la canción más larga en su discografía) tan redondos que ni siquiera Los Planetas consiguieron joderla en directo. También hay pepinazos como "La venganza de H.P. Expósito", "Clonaciones S.A.", "Las tornas" o "Nada"; o una muestra más de lo grande que es Fino en "El ring", para mí uno de los mejores bajistas que ha dado este país; y por supuesto maravillosos medios tiempos que les hacía (aún más) diferentes al resto de bandas con las que se les solía emparentar. A mí me daba particularmente por culo la comparación con Platero y tú, que en la vida podrían parir una joya como "La espera", por ejemplo. Y no me olvido de esas dos bonitas dedicatorias a su malogrado amigo Lalo Cortés, "La carta que no..." y "Sueña (por mí)", cerrándolo todo de una forma muy emotiva.

Aquí hay historias de perdedores, de fe, de camellos, a ratos olor a cerveza y a sudor de un polvo, pero sobre todo una forma auténtica de releer el rock and roll sin ser del montón, curtiendo el sonido a base de martillo y cincel. Nunca entendí por qué renegaron tanto de él después, aunque supongo que no debió ser una época memorable en lo personal. Yo comía grunge encantado esos años, pero en realidad esto era lo que me quedaba más cerca y por lo tanto me identificaba más, y daba igual que entendiera más bien poco algunas de sus letras. Recuerdo leer que a ellos eso del grunge se la pelaba y me parecía normal porque ya había un salto de generación entre ellos y yo, pero cada cosa en su sitio es igual de sagrada. Así que aprovechando que está a la vuelta de la esquina su regreso (principios de Enero, creo) para hacer caja, que bien se lo merecen, y de paso patear algunos culos pseudorockeros, dejo caer por aquí estas once canciones sin desperdicio. Me he dado cuenta de que podría estar horas hablando de estos cabroncetes porque aún viendo la parrafada gigante que dejo detrás tengo la sensación de que me dejo cosas por contar, matizar, etc. Vuelvo al principio para justificarlo: hay discos que marcan.
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